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martes, 25 de agosto de 2020

RENOVACIÓN NARRATIVA DE H. C. ANDERSEN

Hace unos días terminé de darle lectura a los ampulosos Cuentos Completos de Hans Christian Andersen, quizá el narrador más importante de Dinamarca. Sus textos son una delicia literaria en su mayoría, la cual se demuestra a través de una sencillez narrativa y temporal. Al mismo tiempo, se le reconoce una excentricidad en cuanto a lo que a sus personajes y desenlaces, no necesariamente moralizadores, se refiere.

En estos últimos puntos, los personajes y sus finales, es que de una forma anacrónica, pero sistémica me hizo recordar al Perú. En primer término, Andersen nos presenta una variedad interesante de personalidades; desde animales, personas (en general niños) o protohumanos (seres semejantes a los humanos). En todos los casos, se hallan ciertos rasgos universalizados que crean una dicotomía a analizar: El personaje inocente, ingenuo y cándido enfrentado sin remedio contra el malicioso, vivo y aprovechado. Desde esta perspectiva podemos acercarnos (rompiendo las barreras del tiempo y el espacio) a ciertas realidades muy nuestras, en las que, a partir de una sociedad corrompida en prácticamente todos sus escalones sociales como es que unos se aprovechan de otros gracias al mucho o poco poder que pueden ejercer sobre ellas o a la simple acción de pretender ser el más vivo.

Sobre lo anterior, es necesario agregarle la perversión y aprovechamiento de gran cantidad de personajes, quienes muy distantes a sus congéneres de las películas de Disney, olvidan el típico final moralizador recurrente en los textos cortos de la época (mediados del siglo XIX) y se repercuten y alegran en la desgracia ajena. El caso, por ejemplo, de El encendedor de Yesca, un soldado que a partir de apoderarse de un encendedor con poderes mágicos, asesina a una vieja, se vuelve millonario, asesina al rey y reina de una pueblo y, para colmo, se casa con la hija de ellos. Digno personaje de la oligarquía peruana. En el transcurso, hace trabajar a su favor a ciertos jovencitos del pueblo, quienes movidos por el oro que el soldado les ofrecía, no tenían reparos en obedecer.

Por otro lado, resaltar el siguiente punto: Los desenlaces. Este tópico es quizá el más resaltante de Andersen si lo comparamos con su contexto histórico y artístico. En Andersen, la mayoría de finales son trágicos. Por ello, no se puede considerar a los cuentos de este autor como los típicos textos en los que sacarás un mensaje moralizador y motivacional. Este tópico se ve excelentemente representado en el cuento La pequeña cerillera (La vendedora de fósforos -según traducción-), en el cual, una niña de clase social baja se ve influenciada por la violencia que vive en su hogar para quedarse en la calle y seguir vendiendo fósforos, incluso cuando el frío del invierno danés la estremece. Emocionalmente, este es un cuento muy crudo, además, tiene un valor agregado el hecho que remarca una insistencia en las clases sociales y el fin que tienen los pobres en sociedades que suelen tener los oídos y ojos tapados. El fin, la muerte de la niña, es una consecuencia de la pobreza y el desdén de las sociedad, problemática que se mantiene y es universal, en todos los contextos históricos.

Finalmente, podemos inferir en Andersen, la gran performance literaria en sus textos respecto a sus rasgos estilísticos. Sin embargo, es necesario dar énfasis en la renovación que le otorgó a la narrativa de su contexto, esencialmente al cuento, en cuanto propuso un cambio interesante respecto a los personajes y los desenlaces de los mismos. 



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